Spa es el nombre de una ciudad belga que, en tiempos romanos, era muy popular por sus baños de aguas termales. Se cree que la acepción actual del término está vinculada a la historia de esta localidad europea.
Hoy entendemos que un spa es un espacio de descanso y de restauración de la salud. Más allá de la ciudad de Bélgica, existe otra versión que explica el significado del concepto: hay quienes sostienen que spa en realidad es SPA, una sigla que procedería de la expresión del latín salus per aquam (que puede traducirse como «salud a través del agua»). Dicha sigla se habría convertido en el acrónimo spa.
La hidroterapia activa el sistema inmunológico, eleva el metabolismo y previene la hipertensión. En un Spa, se consigue relajación muscular por lo que, dolores de espalda, reumáticos y musculares desaparecen. También mejoran los problemas digestivos, del aparato urinario y la próstata. El Spa es recomendable en trastornos femeninos, enfermedades nerviosas y alteraciones de las vías respiratorias.
Los tratamientos en un Spa, consiguen que la persona se aísle del exterior, olvidando el estrés y centrándose en su propio cuerpo. Al relajar el cuerpo la mente también se relaja y, el malestar psíquico desaparece.
La mayoría de los Spa ofrecen diferentes tratamientos de belleza (peeling corporal, hidratación facial, masaje reductor y anticelulítico, etc.) Además, como en un Spa es fácil sentirse más relajado y tranquilo, esta sensación de bienestar se refleja en el exterior con un aspecto más luminoso y rejuvenecido.
Efectos antiinflamatorios y sedantes (artritis, artrosis, lumbalgias, migrañas y reuma) Mejora los problemas de la piel (dermatitis atópica, psoriasis, lupus) Ayuda a combatir afecciones del aparato respiratorio. Estimula el sistema inmunológico. Eficaz ayuda para combatir el estrés.
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